Era evidente que Adrian Newey había trabajado muy duro desde que llegara de Williams un año antes. Mientras Mercedes-Benz estaba desarrollando un nuevo motor, Newey y su equipo pasaban muchas horas estudiando diferentes maneras para conseguir tener más carga aerodinámica.
Con los nuevos neumáticos de Bridgestone y el nuevo espíritu que reinaba en el equipo, Mika Hakkinen consiguió volver a poner a McLaren en una posición dominante en el campeonato. El equipo ganó el campeonato de pilotos y el de constructores.
Cuando el coche estuvo teminado, era un coche compacto, que funcionaba bien. La suspensión delantera era un poco diferente ya que no habia sido necesario adaptar el coche a los neumáticos de Bridgestone.
Desde la primera carrera era obvio que el coche tenía un gran potencial. En Australia, los dos coches obtuvieron vueltas de ventaja con respecto a sus competidores. Pero la polémica apareció cuando Ferrari cuestionó la legalidad de nuestro nuevo coche. En el interés del deporte, McLaren decidió retirar el nuevo sistema. Pese a esta situación, nuestros pilotos lograron las dos primeras posiciones.
DC venció a Mika ganando en Imola y dominó en Montreal hasta que apareció un problema mecánico. Al final el finlandés reafirmó su dominancia con siete poles. Los problemas técnicos que aparecieron fueron poco usuales y el equipo aprovechó al máximo las pausas en la temporada para mejorar y perfeccionar el rendimiento del coche. Mika terminó la temporada con ocho podios tras una importante lucha con Michael Schumacher. Los 100 puntos de Mika hicieron que ganásemos nuestro primer campeonato desde la época de Ayrton Senna. Con una victoria, DC terminó tercero en el campeonato.